domingo, 5 de agosto de 2012




 De pronto estaban aquí las cerezas,
aunque se me había olvidado
que había cerezas,

e hice proclamar que nunca hubo cerezas...
estaban aquí, de pronto y caras.

Cayeron ciruelas y me dieron a mí.

Pero si alguien cree
que yo cambio
porque algo me caiga encima,
es que nunca le han caído cerezas.

Sólo cuando me pusieron avellanas en los zapatos

y tuve que correr,
porque los niños querían lo de dentro
grité pidiendo cerezas, quise que me cayeran
encima ciruelas... y cambié un poquito.
 
 
 Günter Grass - Cambio