jueves, 8 de enero de 2009

dub durub durub durururubdub

"...dub durub, durub, durururubdub..durub..durub..durururubdub...
sonaba des del tocadiscos antiguo del mueble colonial que todavía no sé como aguanta -de viejo- en el comedor de este piso 'jipi' a más no poder. Entre moleskines negras -las nuevas de color son horteras-, agendas de las de siempre de tamaño mayor y tazas chinas con té de bolitas de jazmín, se disponía mi visita a plantárseme delante y empezar a hablarme de toda su retaíla de amores y amoríos -no es lo mismo-.

Y yo sin saber decir que no, en lo mío; y ella en lo suyo, claro, Para, al fin y al cabo, ni escucharla como ella espera, ni tener la más remota expectativa (ella) de implicarse en lo que supone empezar a retar a la imagen del espejo... yendo al grano, viendo cómo se relaciona con ella misma y con el mundo..."