Esta noche nos encontramos los cuatro en Zipolite, México.
El movimiento de energía que cada uno desprendía, desde su hacer momentáneo, desde su instante particular, personal, íntimo, se juntó en algún lado del universo con el de los demás.
Y sin saberlo, hubo un 'encuentro multitudinario' a la una de la mañana:
La Una, des de su hogar actual: la linda Argentina, donde el placer la envuelve, donde la vida le brinda la oportunidad de (re)encontrarse con ella misma; donde la soledad tiene cabida en instantes de vislumbre interior, donde pequeño Samal y el amigo Quenchu la acompañan...
La Otra, desde el hogar de tan -tantas- dulces almas, y con la cabeza -y el alma- en lo que no es su rutina. Con lo esencial en el corazón: el amor, y la confianza en la vida, que le habita el cuerpo desde que se encontró...
El de Más Allá, un artista trasladado de país,
desde su casita, contento de la cita prevista a su lugar de origen, valiente, bonito, con ganas de querer y emanando cariño por dondequiera que vaya...
Y Yo, que no lo sabía y me vino dado, mientras descansaba en un cuerpo movido por lo emocional, y confiando en el devenir, desde mi cuevita color malva...
...nos saludamos con uno de nuestros abrazos, nos miramos a los ojos, los cuatro, y cogidos de la mano, nos sentamos en la arena mirando el mar, dejando el momento fluir...
Estando, nada más...
Esa noche, nos encontramos los cuatro en Zipolite, México.